30 jun 2009

Noche fugaz

Noche de san Juan tumbados en la playa. En un rincón apartado, lejos del bullicio de la fiesta. Con su cabeza en el regazo, acaricia su pelo y la observa en silencio mientras ella le habla con la mirada fija en el reflejo de la luna sobre el oscuro mar. El murmullo de las olas enmudece la música y el ruido de los petardos. De vez en cuando, la efímera luz de tímidos fuegos de artificio rasga el oscuro velo que los cubre. Apenas escucha lo que le cuenta; el espectáculo que se le presenta ante sí lo abstrae por completo. No puede dejar de mirar los ojos azules que encierran como por arte de magia toda la luz de aquella noche mágica. La brisa marina mece los mechones claros con los que juega entre sus dedos. Se pasaría la vida viendo como se proyecta el fuego de las hogueras lejanas sobre su suave piel. Amparado por la penumbra, sonríe sin hacer ruido.

20 jun 2009

¿Dónde quedan?

Dónde quedan esas noches, paseando sin chaqueta. Dónde queda aquella risa. Esa cara, aquella mueca. Dónde olvidaste los ojos que me buscaban sin tregua. Ese banco. Nuestro banco en el que nada nos inquieta. Tu calor, tu olor, tu sosiego y tu presencia. Esa paz que, en silencio, al mirarme me atraviesa. Dónde escondes la canción que a ti tanto me recuerda. Dónde el vestido amarillo que pensé “qué bien le sienta”. Y ese verso de Neruda que me ronda la cabeza. Dónde guardaste las horas, dónde las retienes presas sin poder salir siquiera a recordarme la tristeza que me asalta y me confunde al sentirte aquí, tan cerca. Al pensar que, en esos días, pude haberte hecho mi reina y te fuiste incluso antes de convertirte en princesa. Dónde tienes el recuerdo de lo que no fue y lo que era, lo que pudo ser seguro y lo que fue sólo una meta.

Esos días tan felices, dime, niña, ¿dónde quedan?

19 jun 2009

Instrucciones para encontrar las llaves


Nombre: Llave.
Importancia: Grande tirando a vital.
Problemática: Pasmosa facilidad para ser perdida.

Análisis de la especie. Ubicación.
Nombre científico: Clavis clavem.
Tamaño: 0’06 metros de media (±0'03 m).
Material: Metales y aleaciones varias.
Hábitat natural: Cualquiera excepto su sitio.
Hábitat preferido: Debajo de cojines, camas y sofás.

Modo de vida. Gustos y Aficiones.
Reproducción: Nula.
Olor que deja en las manos al ser agarrada: Similar al de las monedas. No agradable.
Costumbres tróficas: Según parece, carece de alimentación.
Relaciones sociales: Muy fructuosas con otras de su especie. Algo efectivas con el género de los llaveros.
Nombre de agrupación: Manojo.
Subordinación: Positiva bajo dueños organizados. Nula bajo dueños despistados.
Hobby preferido: Jugar al escondite.

Ocupaciones.
Ocupación principal: Abrir y cerrar puertas.
Ocupaciones secundarias: Abrir cartas. Curar orzuelos. Hacer palanca, en ocasiones con peligro mortal (para más información acerca de riesgos laborales, consúltese la web del sindicato de llaves).
Trabajos no remunerados (por gusto): Trucos mágicos de desaparición. Locomoción incontrolable e involuntaria. Fiestas de disfraces. Viajes por tiempo indefinido.

Solución a la problemática planteada.
Sugerencias populares:
-Hacer llaves de colores llamativos (ejecutado sin éxito).
-Fabricar llaves mayores (poco práctico).
-Crear llaves con teléfonos móviles incorporados y llamar en caso de pérdida (menos práctico aún: seguro que se olvida el número).
-No utilizar llaves (se plantea la posibilidad de robo).
Solución final: No existe solución final.


En attendant mademoiselle Victoria...

Amistad a primera vista

Sorprende, ¿eh? Pues ocurrió de verdad. Al menos, eso cuenta la leyenda y así la transmite el sabio anciano. Sólo ha pasado una vez en la historia y les ocurrió a ellos. Ingenuos afortunados. Las palabras, tan perfectas y sublimes colocadas de tal o cual manera, no son eficaces para explicar debidamente lo que sintieron en ese microsegundo. Además, la historia suena tan hueca e irreal que cualquiera a quien se la cuentes podrá tomarte fácilmente por loco o por tonto.

Sin embargo, aseguran que es cierto, que bastó un cruce de miradas para entender que ya se habían contado todo. No necesitaron mediar una palabra. Es tan difícil de explicar... En cuestión de un instante, lo que tardaron en verse las caras, sintieron como si toda la vida la hubiesen pasado juntos, como si se conociesen desde niños.

Era cierto que no sabían nada el uno del otro, debían desentrañar las respectivas personalidades. Desde luego. Pero no dejarían pasar ni un minuto más. Ese vuelco les indicó que iban por el buen camino. Que pasase lo que pasase, hiciesen lo que hiciesen, acertarían. Que, aunque al descubrirse mutuamente encontrasen sorpresas o rarezas, en esencia se parecían tanto que dejarlo pasar sería desperdiciar una ocasión única.

No eran conscientes de lo afortunados que fueron. El entendimiento del ser humano no alcanza a entender este tipo de sucesos. Ni ellos mismos lo habrían comprendido si hubiesen sabido de ello con anterioridad. No obstante, sucedió. Tal cual.

Y la historia, según cuentan, aún no tiene final...

17 jun 2009

Rima XXII

¿Cómo vive esa rosa que has prendido
junto a tu corazón?
Nunca hasta ahora contemplé en la tierra
sobre el volcán la flor.

Gustavo Adolfo Bécquer, Rimas y leyendas.

Declaro la guerra a...

El gremio de peluquería. Porque sí, por lo de siempre. Es absurdo dar razones. Esta es una guerra continua, el cuento de nunca acabar.

Hace tiempo lo sostuve y ahora me reafirmo. Las peluqueras deberían estar prohibidas por el código penal. O, cuando menos, reguladas.

7 jun 2009

5 jun 2009

No volverá a ocurrir

Fue un curso muy duro e intenso y esto le afectó personalmente. Demasiado perfeccionista, exigente y algo egocéntrico, las circunstancias de presión bajo las que vivió agriaron su carácter e hicieron nacer en él una especie de bipolaridad. Además, estos cambios de humor trajeron de la mano una especie de barrera protectora y de indiferencia temporal hacia lo demás. No entendía que sus relaciones personales no podían depender de si había empezado el día con buen pie o si éste se presentaba gris oscuro. Le costaba creer que el mundo no giraba a su alrededor y que los demás posiblemente no entendieran los motivos de su inestable comportamiento. En ocasiones, creaba una imagen antipática y amarga que para nada le correspondía. Otras veces, en cambio, podía ser el amigo más atento, comprensivo y agradable.

Ahora, desde la distancia, observa, hace balance, medita. Y se asombra. Se asombra de ver que no le han mandado a la mierda en las infinitas ocasiones en que pudieron hacerlo. Le resulta extraño que, a pesar de lo que han tenido que aguantar, no hayan dado media vuelta y lo hayan dejado tirado. Promete que no volverá a ocurrir, que nadie estará obligado a soportar malas caras, contestaciones o faltas de atención. Y agradece que le sea brindada esta segunda oportunidad.