7 ago 2008

El canalla del Melecio.

Sra. GREGORIA- Es lo que yo digo: que hay gente muy mala por el mundo...
Sr. ELOY- Muy mala, señora Gregoria.
Sra. GREGORIA- Y que a perro flaco to son pulgas.
Sr. ELOY- También.
Sr. FAUSTINO- Pero, al fin y al cabo, no hay mal que cien años dure, ¿no cree usté?
Sr. ELOY- Eso, desde luego. Como que después de un día viene otro, y Dios aprieta, pero no ahoga.
Sr. FAUSTINO- ¡Ahí le duele! Claro que agua pasá no mueve molino, pero yo me asocié con el Melecio por aquello de que más ven cuatro ojos que dos y porque lo que uno no piensa se le ocurre al otro. Pero de casta le viene al galgo ser rabilargo: el padre de Melecio siempre ha sido de los de quítate tú pa ponerme yo, y de tal palo tal astilla, y genio y figura hasta la sepultura. Total: que el tal Melecio empezó a asomar la oreja, y yo a darme cuenta, porque por el humo se sabe dónde está el fuego.
Sr. ELOY-Que lo que ca uno vale a la cara le sale.
Sra. GREGORIA- Y que antes se pilla a un embustero que a un cojo.
Sr. FAUSTINO- Eso es. Y como no hay que olvidar que de fuera vendrá quien de casa te echará, yo me dije digo: “Hasta aquí hemos llegao; se acabó lo que se daba; tanto va el cántaro a la fuente que al fin se rompe; ca uno en su casa y Dios en la de tos; y a mal tiempo buena cara y pa luego es tarde, que reirá mejor el que ría el último”.
Sra. GREGORIA- Y los malos ratos pásalos pronto.
Sr. FAUSTINO- ¡Cabal! Conque le abordé al Melecio porque los hombres hablando se entienden, y le dije: “Las cosas claras y el chocolate espeso; esto pasa de castaño oscuro, así que cruz y raya y tu por un lao y yo por otro; ahí te quedas, mundo amargo, y si te he visto no me acuerdo”. ¿Y qué le parece que hizo él?
Sr. ELOY- ¿El qué?
Sr. FAUSTINO- Pues contestarme con un refrán.
Sr. ELOY- ¿Que le contestó a usté con un refrán?
Sra. GREGORIA- ¡¡Con un refrán, señor Eloy!!
Sr. ELOY- ¡Ay, qué tío más cínico!
Sr. FAUSTINO- ¿Qué le parece?
Sra. GREGORIA- ¿Será sinvergüenza?
Sr. ELOY- Hombre, ese tío es un canalla capaz de tó.

Enrique Jardiel Poncela, Eloísa está debajo de un almendro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si es que ya se sabe: quien da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro.

PD: ¡Gracias por aclararmelo! Jajaa