[...] Mas confieso que no entiendo
cómo puede ser que amor
venga a nacer de los celos,
pues que siempre fue su padre.
DIANA:
Porque esta dama, sospecho
que se agradaba de ver
este galán, sin deseo;
y viéndole ya empelado
en otro amor, con los celos
vino a amar y a desear.
¿Puede ser?
TEODORO:
Yo lo concedo. [...]
Lope de Vega, El perro del hortelano.
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