4 dic 2008

Es fácil hacerse millonario (si sabes cómo). II

He recibido múltiples quejas. Nadie quiere perder el tiempo escribiendo un best-seller para hacerse millonario. Las prisas y el ansia de riqueza no conciben la paciencia como vía para conseguir tan avariento propósito. Y lo entiendo, de verdad. Así que he reflexionado y he ideado otro método para hacerse rico. No sólo rico: archirrico. Y eso son palabras mayores...

Este método quizá no sea tan sencillo de idear como el anterior, si bien es más directo y tiene una mayor difusión. Mientras que el best-seller estaba destinado a un público elitista determinado (era necesario saber leer), forrarse a través de la teletienda llega al ciudadano de a pie de una forma sencilla e inquietantemente efectiva. Sí, la teletienda. Cualquier humano que zapee pasa al menos una vez a la semana por esos canales que exclusivamente se dedican a ese mercado. Lo más triste es que siempre se queda uno embobado, al menos cinco minutos, admirando los productos ofertados.

Lo primero de todo es encontrar un producto a vender, quizá la parte más complicada. No hace falta que sea bonito. Ni siquiera hace falta que sea útil. Sólo es necesario que tenga un nombre psicodélico. Sirve cualquier palabra compuesta que comprenda las palabras abre-, quita-, limpia- o corta- seguidas de todo cuanto pueda abrirse, quitarse, limpiarse o cortarse en el ámbito doméstico. Y si éstas están seguidas por un número que suene grande, así como “dos mil”, “diez mil” y derivados, mejor que mejor. También se puede probar en el campo del físico y la belleza, con modernas máquinas para ejercitar glúteos e increíbles pomadas antitodo que rejuvenezcan y tonifiquen la piel. No es preciso que huelan bien ni que tengan un color atractivo, siempre y cuando rejuvenezcan y tonifiquen la piel. (Todo el mundo tiene presente la afamada baba de caracol.)

Cualquier paleto puede promocionar algo en la teletienda. No hay más que ver los prestigiosos presentadores de este género. Así, lo segundo es encontrar un nombre sencillo en inglés. Suelen ser comunes John, Joe o Tom, nombres que recomiendo a quien no quiera desentonar en el mundillo. Imprescindible encontrar un compañero, con nombre de características similares. Lo siguiente es encontrar un local con amplios ventanales. Si no se tiene, basta con poner un forro que simule Manhattan o San Francisco: nadie va a poner en duda la verosimilitud del forrillo porque lo importante es el producto a vender.

También es importante entrenarse en frases como “Wow, Michael, no sé cómo podía vivir sin el Pelachorizo 3000”, “No puedo creer que este Sacudealfombras automático sea tan barato, Sam”, “Y, ¿dices que el Limpiabañeras 5000 es tan sencillo como eso, Bob?”. Por último, existen ciertas tácticas comerciales que resultan infalibles para el espectador de teletienda modelo. Acompañar el producto con un fabuloso set de cuchillos de cocina (uno para cortar jamón, otro para hendiduras poco profundas, otro de sierra, otro de queso, otro para trinchar el pavo y otro que nadie sabe para qué sirve) siempre es efectivo. Anunciar que “sólo las cien primeras llamadas” o que “sólo las llamadas recibidas en los primeros cinco minutos” recibirán una segunda unidad de producto también ayuda a que se dispare el número de solicitudes. Es muy útil acompañar las imágenes del producto en cuestión por testimonios que aseguren su indiscutible utilidad: “Antes de comprar el Embutesalchicas, mi vida no tenía sentido. Pasaba largas horas embutiendo las salchichas a mano. (Imagen de la señora en cuestión, desesperada, despeinada, embutiendo salchichas en blanco y negro.) Sin embargo, fue comprar el Embutesalchichas y mi vida es mucho más cómoda. ¡Ahora tengo tiempo para hacer lo que me gusta! (Ya recuperado el color, la señora en cuestión embute salchichas sonriente, y se dedica a otras actividades, como leer en un sofá).”

Pero la frase que cala más hondo, la que provoca que miles de personas depositen su confianza y sus números de tarjetas de crédito en empresarios de teletienda es “Por sólo...” seguido de un precio desorbitado. Si el precio, además, va seguido por “...al mes” ¡Oh! En ese caso las líneas telefónicas arden.

¡Vamos! ¡Tú también puedes comerciar tu espléndido producto en la teletienda! Hacer esto hoy sólo te costará un pequeño esfuerzo mental. Los primeros cien empresarios serán obsequiados con un fantástico juego de sábanas.

¿Qué? ¿Es o no es fácil hacerse millonario con pequeños trucos? Quién sabe. Quizá éste sea el comienzo de una gran serie de métodos para hacerse rico. Tendré que patentarla. Qué pereza...

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