29 mar 2009

Otra vida.

Se empeñaba en negarlo y él sabía que no se equivocaba. Ella no cesaba de insistir en que nada cambiaría, pero él era reticente a aceptarlo. Sabía que cambiaría por la sencilla razón de que no sería igual. Imposible. Otra ciudad y otra vida totalmente diferentes. ¿No eran motivos suficientes? Él era el primero que preferiría que no ocurriese y que la vida siguiera como si nada hubiese pasado, pero... No esperaba influir en su decisión, ni mucho menos. Ella se iba y él la animaba a hacerlo. La habría acompañado gustoso.

La gran ciudad la engulliría, pensaba él. Ni para bien ni para mal, pero se quedaría con ella. Ni la ciudad se resistirá a sus encantos, sería cuestión de tiempo. Y, de la misma manera, ella acabaría sucumbiendo a los encantos de la capital. Lo único que él podía pedir era que ella no olvidase su pasado. Que nunca borrase de su memoria a quienes compartieron su infancia con ella. A quienes la vieron en sus mejores momentos o en sus horas bajas. A quienes tanto la querían y a quienes ella también echaba en falta.

Lo único que podía pedir era que no tuviese que pedirlo.

2 comentarios:

Carmen dijo...

Dani! Sabes igual que yo que hoy no era el día más adecuado para que lo viera, o igual sí quién sabe, porque saber que hay gente que aunque te vayas está ahí apoyándote, y que nunca te dejará sola, pase lo q pase, ayuda y más en estos momentos.

Sé que aunque te diga mil veces que nada va a cambiar, las cosas cambiarán. Aunque ni yo ni tú queramos, simplemente el tiempo, los años...todo.

Pero sabes igual que yo, que no sería capaz de olvidar nunca lo que he vivido aquí, ni eso ni por supuesto a ti. Que me has hecho pasar tantos bueno momentos. Que me has aguantado en lo bueno, en mis momentos de bajón, SIEMPRE.

Y aunque la gran ciudad sucumba a mis encantos;), yo siempre seguiré encandilada a los tuyos.

Mil gracias por todo dani, yo solo te pido una cosa, que nunca nunca te olvides de la niña de tus ojos.

Bismarck dijo...

Por Dios Daniel... debería darte vergüenza