A fin de cuentas, lo de jugar limpio cuando iba a escote el pellejo, eso era algo que tal vez contribuyera a la salvación del alma en la vida eterna; pero en lo tocante a la de acá, la terrena, suponía, sin duda, el camino más corto para abandonarla con cara de idiota y un palmo de acero en el hígado. Y Diego Alatriste no tenía ninguna maldita prisa.
Arturo y Carlota Pérez Reverte, El capitán Alatriste.
2 comentarios:
Tengo que leer los libros del Capitán Alatriste, definitivamente, es uno de mis asuntos pendientes con la literatura.
Y tengo demasiados asuntos pendientes con ella, porque últimamente lo más literario que leo es el manual de retórica,jajajaja...
Un beso Dani.
La verdad es que yo y la literatura también tenemos un laaaaargo camino que recorrer juntos. Lástima que el Capitán Alatriste pasara ya sin pena ni gloria...
Lo siento, pero no soy fan ^^
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